Edición numero 5
Posta? revistA
PodrÃamos olvidar todo lo que habÃamos aprendido y comenzarÃamos a soñar al instante.
Me miraba y buscaba entre sus cosas lo que le pedÃa con la mirada, él mágicamente lo sabÃa, sabÃa a donde tenÃa que ir. En desmedro mÃo que no estaba tan segura de mis planes.
Con una seguridad que daba miedo tomaba mi mano, la ponÃa en su espalda y se apoderaba de mi cintura como si fuese tomar la vida por la curva más peligrosa.
Y aunque a veces le querÃa leer mientras dormÃa por un buen tiempo no me animé, no querÃa despertarlo, talvez estarÃa soñando (y nunca quise asesinar sueños).
Y no me aburrÃa porque pensaba, imaginaba, hacÃa pinturas en mi cabeza en las que él casualmente daba vuelta a la esquina y participaba activamente. No interrumpÃa en mi elección de colores pero daba formas, eso lo hacÃa maravillosamente bien.
Me daba temor pensar que algún dÃa podrÃa no quererme, aunque sabÃa que no serÃa asÃ.
Con él, el frÃo ya no fue tan frÃo, y el calor se hizo más calor aún. Mi respiración lo era todo.
Nos gustaba caminar sin rumbo y sin lÃmite de tiempo, caminar por caminar, reÃr por reÃr, besarnos por los besos mismos y saltar los charcos por no esquivarlos. El equilibrio a veces nos jugaba una mala pasada. Y vos te reÃas, te reÃas tanto de nadie sabe qué pero lo hacÃas con esa despreocupación de quien sabe hacia dónde va, lo hacÃas tan dignamente que acechabas en un solo instante la mirada constante y la sonrisa perfecta.
martes, ‎21‎ de ‎diciembre‎ de ‎2010